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Sé que no siempre es fácil llevarse bien con tu jefe y sé que los jefes no son perfectos. Pero también sé que te harás un gran favor el evitar cometer errores.

Las pequeñas cosas importan, y los buenos modales son otra pequeña cosa que puede marcar la diferencia en cómo te ve tu jefe. Las sencillas maneras cotidianas de ayudar a los demás, dejar que los demás vayan primero, agradecer a las personas, mostrar bondad a los demás, esas pequeñas cosas crean una impresión. No prestarles atención puede causarte un daño autoinfligido. Este versículo lo resume perfectamente: porque nos esforzamos por hacer lo correcto, no solo ante los ojos del Señor, sino también ante los ojos del hombre (2 Corintios 8:21).

Te he dado siete errores para evitar, pero dado que todos cometemos errores, esto es lo que debes hacer cuando has cometido un error:

  • Reconoce el error.
  • Asume la responsabilidad y ofrece solucionar el problema si es posible solucionarlo. Eso puede ser algo tan simple como una disculpa sincera, pero tu disposición a asumir la responsabilidad le gustará mucho a tu jefe.
  • Sigue adelante y haz el mejor trabajo posible, evitando el error en el futuro. No te revuelques en la culpa; déjalo atrás y aprende de la experiencia.
  • No permitas que el error afecte tu confianza y pierdas la capacidad de hacer tu trabajo.

Recuerda, todos cometemos errores en un momento u otro. No te escondas detrás de tus errores, pero tampoco te escondas debajo del escritorio. Muéstrale a tu jefe que fue una casualidad y que nunca volverá a suceder. Luego, conviértelo en una cuestión de oración. Si eres un seguidor de Cristo, tienes poder a través de la oración y el Espíritu de Dios para dejar atrás los errores y seguir adelante.