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En Efesios 4: 2 Pablo dice, “Sean totalmente humildes y amables. Sean pacientes entre ustedes y, por amor, sean tolerantes unos con otros,”.

Ok, en primer lugar, ¿te diste cuenta de la palabra totalmente? Ese es un listón REALMENTE alto que Pablo nos está poniendo como seguidores de Jesús. No dijo que seas un poco humilde, un poco gentil, que seas paciente cuando quieras, que solo tengas paciencia con las personas amorosas cuando te sea fácil. ¡Pablo usa una palabra que significa, todas y cada una de las veces, con todos, en todas las cosas y siempre!

No sé tú, pero ya puedo recordar un par de veces de la semana pasada en las que no cumplí con este estándar del Evangelio.

Tú y yo no podemos vivir nuestra alta vocación con nuestras propias fuerzas. Necesitamos a Jesús y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Cuando leemos la Palabra de Dios, es el estándar para vivir como seguidores de Jesús y Dios sabe que todos somos obras en progreso. Nuestras vidas son una obra constante de la gracia y santificación de Dios, que conforman nuestros corazones, mentes y vidas a la voluntad de Dios, mientras nos esforzamos diariamente por llegar a ser más y más como Cristo.

Lamentaciones 3:40 nos instruye a probar y examinar nuestros caminos y volver al Señor. Para echar un buen vistazo a la forma en que vivimos y reordenar nuestras vidas bajo Dios.

Así que, como se nos llama a ser humildes, invitemos al Señor a examinar nuestros caminos y a resaltar dónde no hemos dado en el blanco.

Cuando Pablo dice ser humilde, significa no ser orgulloso ni arrogante, pensando que eres mejor que los demás. Si soy honesta, no diría que me falta humildad, pero cuando recuerdo la definición de humildad, rápidamente me enfrento al hecho de que puedo juzgar y esa es una forma de falta de humildad. Alguien hará o dirá algo con lo que no estoy de acuerdo y puede ser fácil pensar que soy mejor que ellos. Es el “saca primero el tronco de tu propio ojo” que vemos en el capítulo 7 de Mateo. Hay muchos de nosotros caminando con troncos en los ojos, pero seguimos señalándonos con el dedo. Me pregunto cómo sería el mundo si todos examináramos nuestras vidas y comiéramos un humilde pastel antes de señalar las fallas en los demás.

Mi amigo tiene un dicho que realmente me impacta: “Si ambos nos quitamos el tronco de los ojos, podríamos construir un puente”.

¿Dónde falta la humildad en tu vida? Apuntemos a dar una imagen real de Jesús y ser humildes.