Play

Es importante para nosotros como cristianos entender que cada uno de nosotros somos únicos y especialmente hechos por Dios por buenas razones.  No somos errores; Yo soy quien soy por designio de Dios, y tú eres quien eres por ese mismo plan y diseño eterno.

Dios miró su creación, leemos en Génesis, ¡y declaró que era buena!  Ya que somos parte de esa creación, podemos aprender a aceptar quiénes somos como creados por Dios como buenos y correctos.

Ahora permíteme agregar que aprender a aceptar quiénes eres no significa que renuncies a tratar de mejorar.  Si bien es cierto que Dios me ha dado un cierto tipo de personalidad, también es cierto que mi personalidad, tiene muchas asperezas que necesitan pulirse. Tenemos que recordar que el pecado ha afectado la creación perfecta de Dios, y así hasta que lleguemos al cielo, somos dañados por el pecado.

El apóstol Pablo nos dijo que estamos en el proceso de ser conformados a la imagen del Hijo de Dios, Jesucristo.  Por lo tanto, usando las personalidades dadas a nosotros, los dones y habilidades que nos han sido confiados por Dios, debemos estar creciendo constantemente a la imagen de Jesús.

Recuerda que cuando puedes aceptarte a ti mismo y creer que Dios te ha hecho para propósitos especiales y únicos, entonces eres libre.  Ahora la persona que Dios ha creado comienza a brillar maravillosamente; ahora comienzas a ver por qué Dios te hizo como eres, ahora descubres que había muchas cosas allí que ni siquiera reconocías antes. Dios es libre de trabajar en y a través de ti, para seguir moldeándote a la imagen de Jesús.  Y eres libre de decir: “Gracias, Jesús, no cometiste un error cuando me hiciste.  Ahora, por favor, toma lo que has hecho y úsalo para los propósitos que pretendías”.

Si has estado tratando de ser otra persona o sientes que lo que eres es lo segundo mejor, un error, te animo a ir a Dios en oración ahora mismo, tan pronto como sea posible. Confiesa tu falta de confianza en sus habilidades creativas, pídele que te perdone y dale permiso para continuar conformándote a la imagen de Jesucristo para propósitos eternos y significativos.

Si haces eso, y continúas haciéndolo cada día, descubrirás una libertad increíble y maravillosa, y el verdadero tú que Dios ha creado será una alegría para todos, incluyéndote a ti mismo.