Play

Somos el Edificio de Dios,  un templo para el Espíritu Santo; somos el  Cuerpo de Cristo, funcionando con dones y habilidades únicas; y somos la Novia prometida de Cristo, amados por él íntima y personalmente.  Piensa en lo que significa ser una novia con ganas de una boda.

  • Significa emoción.  Todas las novias prometidas que he conocido estaban emocionadas. Su boda está en su mente constantemente.  Ella cuenta los días y las horas.

Como la Novia de Cristo, ¿no deberíamos nosotros también estar emocionados por estar comprometidos con Jesús?  Sé que estamos en este mundo y éste tiene más que su parte de problemas para todos nosotros. Pero piensa en lo que nos depara el futuro.  ¡Una boda! Recuerda quién eres: la amada prometida de Cristo.

  • Significa preparación.  Nadie tuvo una boda sin mucha preparación. Puede ser agotador a veces, pero es una obra de amor.

Estamos en esa etapa de preparación ahora, como la prometida Novia de Cristo.  Recuerdas la historia de Rebeca, siendo llevada de vuelta en ese largo viaje para conocer a su amado novio, Isaac, a quien nunca había visto. Estamos en ese viaje ahora, esperando el día en que veamos a nuestro novio, Jesucristo.

Estoy segura de que para Rebeca no siempre fue un viaje agradable.  Estoy segura de que a veces se preguntaba si alguna vez llegarían allí. Estoy segura de que a veces se sentía desanimada y tal vez incluso temerosa.  Pero ella había dicho “yo” me casaré con Isaac, y soportó el largo viaje.

Pero cuando lo vio, ese largo viaje fue olvidado.  Y así será con nosotros. Como dice perfectamente la canción: “Valdrá la pena todo cuando veamos a Jesús”.

  • Significa recibir.  Las novias prometidas reciben muchos regalos.

Así como el siervo llevó regalos costosos a Rebeca, así nuestro amado nos ha dado regalos increíblemente costosos y hermosos.  Su amor, su gracia, su paz que sobrepasa todo entendimiento. Él promete que nunca nos dejará ni nos abandonará, y nada puede separarnos de su amor.  Ningún otro novio puede hacer esa promesa.

Espero que recuerdes quién eres a medida que avanzas en tu mundo cotidiano.  Es posible que las personas que te rodean no reconozcan que llevas ropa de boda, pero no dejes que este mundo te robe la alegría de ser una novia prometida. Isaías 62:5 dice: “Como un novio se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti”.