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¿Alguna vez has pensado en el daño que te haces a tí mismo con las palabras que usas? Es posible que te sorprendas al ver cómo tus propias palabras han afectado su vida.

Me he dado cuenta de que puedo agotarme de verdad al decir en voz alta: “Vaya, estoy muy cansada”. Muy a menudo escucho a la gente convencerse de no hacer algo bueno al citar todas las razones por las que no se puede hacer, en lugar de encontrar formas de hacerlo realidad. Muchos de nosotros limitamos nuestro potencial y a nosotros mismos diciendo “No puedo” en cambio de “Lo intentaré”. Nos convencemos de la depresión emocional hablando de nuestros problemas en lugar de recitar todo lo que tenemos que agradecer.

Con frecuencia somos víctimas de nuestras propias palabras. Hablamos palabras de fatalidad y se convierten en profecías autocumplidas. Amigo mío, quiero decirte algo: las palabras que dices están teniendo una gran influencia en tu actitud, tu productividad, tu motivación, tu autoestima.

Estaba hablando con alguien que dijo que su jefe debía hacerle una revisión la siguiente semana y él le había prometido un aumento, pero ella no creía que lo obtendría. Él no vendría, estaba segura.

Quería decirle: “¡Ni siquiera digas eso!” ¿Por qué? Porque se está hiriendo a sí misma con sus propias palabras. Si sigue diciendo eso, creerá que su jefe no va a cumplir la promesa que le hizo. ¿Crees que eso podría afectar su desempeño? Hay una gran probabilidad. ¿Crees que su jefe podría darse cuenta de esa actitud? Hay una gran probabilidad. Sus palabras de miedo y duda podrían desencadenar los resultados que teme. Entonces, si no obtiene el aumento, dirá: “Mira, lo sabía”. Y luego habrá más palabras negativas para retroalimentar su computadora mental y el problema se agravará.

¿Estás hablando palabras de fatalidad para ti mismo? ¿Palabras como “no puedo hacerlo”, “tengo mucho miedo” o “sé que va a pasar algo malo”? ¿Sueles decir “Estoy tan cansado”, “Simplemente no me siento bien hoy” o “Me duele la cabeza de nuevo”? Podría ser que te estés haciendo un gran daño al llenar tu mente con tus propias palabras negativas y dañinas de fatalidad.

Escúchate a ti mismo hablar y deja de herirte con palabras de muerte.