Play

Si eres gerente o jefe, aquí hay algunos errores básicos que podemos evitar.

  1. Contratación urgente

Cuando llega el momento de contratar a alguien, y necesitas a esa persona a bordo más temprano que tarde, si no tienes cuidado, puedes apresurarte a realizar una contratación de la que luego te arrepientas mucho. Lo sé, porque lo he hecho. Puedo recordar momentos en los que vi en un posible empleado lo que quería ver en esa persona, en lugar de evaluar de manera realista sus habilidades. Luego, muy pronto, esa persona tuvo que ser despedida, con mucho dolor por esa persona y mucho tiempo y dinero perdido para mí y mi empresa.

Si no eres particularmente bueno en el proceso de contratación, obten ayuda de alguien que sí lo sea. Esa es una lección que finalmente he aprendido. Proverbios 11:14 nos dice: Cuando falta dirección, el pueblo caerá; pero en los muchos consejeros está la victoria. Un gerente inteligente reconoce sus propias áreas de debilidad o incompetencia o falta de experiencia y busca ayuda allí.

  1. No “predicar con el ejemplo”

Hace años me contrataron para realizar una capacitación en servicio al cliente para una gran empresa. El gerente quería que su gente tuviera siempre buenas habilidades telefónicas porque la mayor parte del contacto con sus clientes era por teléfono, por lo que esto era importante. ¡Pero noté que los modales telefónicos de este gerente eran los peores! Cuando le sugerí que a sus empleados les haría una gran diferencia si veían que estaba cambiando sus malos hábitos, simplemente se rió y dijo que había sido así durante años y que no estaba dispuesto a cambiar ahora. Bueno, sabía que mi capacitación tendría un éxito limitado si los empleados no lo veían predicar con el ejemplo.

Como seguidores de Cristo, es aún más importante que prediquemos con el ejemplo. A menudo pienso en este versículo de 2 Corintios 8:21: Porque procuramos que las cosas sean honestas, no solo delante del Señor, sino también delante de los hombres. Recuerda, no puedes esperar que tus empleados tengan una mejor ética laboral que la tuya.

Y una cosa más: tu actitud importa. Siempre digo que los gerentes no pueden darse el lujo de estar de mal humor, porque su actitud, más que la de cualquier otra persona, es contagiosa y cuando tu actitud es negativa, se extenderá como la pólvora por todo el equipo.