Play

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste ante el Señor y le agradeciste? Realmente le diste gracias, ¿expresando tu sincera gratitud a Jesús?

Aquí hay otro Salmo de David. Este nos da un rico ejemplo de cómo es derramar nuestros corazones en acción de gracias a Dios.

El rey David tuvo muchos altibajos en su vida. David experimentó dificultades, pérdidas, sufrimiento, miedo, ira, preocupación y desesperación. En medio de la persecución de sus enemigos, vemos a un hombre que buscaba apasionadamente a Dios mientras su fe se purificaba. El Salmo 138 son las palabras de un hombre fiel a Dios y agradecido con él en todas las épocas de la vida.

Que esta sea tu oración de acción de gracias al Señor.

Señor, quiero alabarte de todo corazón, y cantarte salmos delante de los dioses. Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas. Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis fuerzas. Oh Señor, todos los reyes de la tierra te alabarán al escuchar tus palabras. Celebrarán con cánticos tus caminos, porque tu gloria, Señor, es grande. El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos.

Aunque pase yo por grandes angustias, tú me darás vida; contra el furor de mis enemigos extenderás la mano: ¡tu mano derecha me pondrá a salvo! El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos! (Salmo 138:1-8 NVI).

La oración es una auténtica efusión de nuestros pensamientos y emociones a un Dios santo que nos escucha; una puerta de entrada a la intimidad con Dios cuando humildemente venimos ante él reconociendo su bondad y fidelidad.

Puede ser fácil agradecer a Dios cuando las cosas en la vida van de acuerdo a tu plan. Pero, ¿lo alabas cuando sientes que tu vida ha tomado un desvío o tus sueños se retrasan? ¿Expresas gratitud en tiempos de dificultad porque conoces el carácter de Dios? ¿Le agradeces que nunca te dejará ni te desamparará y que está contigo en medio de las tormentas de la vida?

Isaías 26:3 dice: “Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti.”.

La alabanza no es algo condicionado a nuestras circunstancias; la alabanza expone la condición de nuestros corazones. ¿Cómo pasarás el tiempo derramando tu corazón a Dios en gratitud esta semana? Él es digno de tu alabanza.