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¿Has pensado alguna vez en las consecuencias de compararte con personas que crees que son mejores que tú? La parábola de los talentos nos da una clara indicación de cuán peligroso es hacer eso.

Recuerda en esta parábola que al tercer siervo se le dio un solo talento, y decidió no intentar hacer nada con él. Después de todo, comparado con lo que tenían los demás, ¿qué podía hacer él con un miserable talento? Pero observa lo que le sucedió a este tercer siervo como resultado de su actitud, de compararse con los que tenían más:

  1. Primero, notamos que le dio miedo. Tenía miedo de perder el talento que tenía, ya que comparó y vio que solo tenía uno. Sabiendo que el maestro era exigente y esperaba que multiplicara sus talentos, decidió cavar un hoyo y esconderlo. Ese miedo lo llevó a un curso de acción muy ilógico e irracional.
  2. En segundo lugar, se volvió perezoso. El amo lo llamó sirviente perezoso. Cuando nos comparamos con otros que tienen más que nosotros, esto sucederá con frecuencia. Perdemos nuestra motivación, perdemos nuestra iniciativa y nos volvemos perezosos.
  3. Tercero, lo llevó al pecado. El maestro lo identificó como malvado, porque no había hecho lo que sabía que debía hacer. En Santiago 4:17 leemos: ” Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace”.
  4. Cuarto, perdió lo que tenía. Su peor miedo se hizo realidad; el maestro tomó su único talento y se lo dio al hombre que tenía diez.
  5. Quinto, perdió su recompensa. Si hubiera multiplicado su talento en dos, si hubiera sido tan buen administrador de lo que tenía como los demás, habría recibido la misma recompensa que los demás. Pero perdió su recompensa porque se comparó con los que tenían más, y eso le dio miedo y pereza.

Las consecuencias de compararnos con otros que creemos que son mejores que nosotros, o que tienen más que nosotros, son increíblemente devastadoras. ¿Podría ser que has estado haciendo eso últimamente y ahora estás viviendo con algunas de estas consecuencias? Pídele a Dios que te libere y determina llevar tus pensamientos al cautiverio y no compararte con los demás.