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Estamos analizando las tres consecuencias de compararnos con otras personas. A veces podemos compararnos y pensar que somos mejores que los demás. Quiero ver los peligros de compararnos con personas que creemos que son mejores que nosotros.

Considera la parábola de los talentos como la contó Jesús. Antes de emprender un largo viaje, el amo le da a tres sirvientes ciertos talentos o recursos. Un siervo recibió cinco talentos, el otro dos, y el tercer siervo recibió solo un talento.

Cuando el maestro regresó, pidió a cada uno de ellos que dieran cuenta de lo que habían hecho con esos recursos. El primer siervo informó que sus cinco talentos eran ahora diez; el segundo siervo informó de manera similar que sus dos talentos eran ahora cuatro. Pero, ¿qué pasa con el tercer sirviente? Había tomado su único talento y no había hecho nada con él, y tenía que informar al maestro que, debido a que tenía miedo de perderlo, lo había escondido y todavía era solo uno.

El amo recompensa a los dos primeros siervos por igual: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21). Aunque uno tenía diez y el otro solo cuatro, obtuvieron exactamente la misma recompensa.

Pero, ¿qué le dice el amo al tercer siervo? Es una condena muy fuerte: “¡Siervo malo y perezoso! … ¡Quítenle el talento y désenlo al que tiene diez talentos!” (Mateo 25: 26-28).

La lección aquí es que Dios no nos compara con los demás, pero espera que hagamos un buen uso de los recursos que se nos han dado. Este sirviente hubiera podido tener la misma recompensa que recibieron los demás si simplemente hubiera tomado su único talento y lo hubiera usado. No estaba obligado a multiplicar su uno por diez, solo por dos.

¿Estás fallando en usar lo que Dios te ha dado? ¿Te comparas con los demás y concluyes que son mejores que tú, que tienen más con qué trabajar que tú, que les toca fácil y a ti te toca difícil? Si tienes más o menos que otras personas es intrascendente. Se te pedirá que rindas cuentas de tus propios recursos, de los de nadie más.