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¿Realmente te gustaría tener mejores relaciones en tu trabajo? Estoy hablando de lo que puedes hacer, como una persona, para mejorar la atmósfera en la que trabajas.

Escuchamos muchos comentarios sobre lo difíciles que son los lugares de trabajo en estos días. Puede sentir que estás atrapado en un trabajo que no te gusta y no tienes esperanza de escapar porque los trabajos son escasos o has invertido demasiado tiempo, o lo que sea. Quiero desafiarte a tratar de mejorar el lugar en el que te encuentras. Como cristiano, un verdadero seguidor de Jesucristo, tu primera prioridad es representar bien a Cristo donde trabajas, independientemente de las circunstancias.

He hecho dos sugerencias para trabajar bien con los demás. Aquí está el número tres: nunca embosques a tus compañeros de trabajo o jefe. Por ejemplo, si mencionas un problema en una reunión y es la primera vez que tu jefe o las personas involucradas se enteran, entonces los has tomado por sorpresa y es posible que lo interpreten como que tu estás tratando de hacerlos quedar mal. Siempre discute los problemas primero con las personas directamente involucradas.

Eso no solo evitará que parezca que los emboscas, sino que es probable que aprendas algo que te dará una perspectiva diferente de la situación. Proverbios 18:17 dice: “El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta.”. Todos hemos sido testigos de momentos en que alguien presentó su caso con fuerza, expresó su opinión, señaló con el dedo y luego, cuando los hechos se revelaron por completo, se les hizo quedar como tontos.

Para tener realmente buenas relaciones en tu trabajo, tus compañeros de trabajo y la gerencia deben confiar en ti. La confianza se construye con el tiempo, y las pequeñas cosas que haces, o dejas de hacer, a diario crearán una creencia firme en la mente de tus compañeros de trabajo sobre si pueden o no confiar en ti. ¿Hay algunas personas en tu trabajo en las que simplemente no confías? Pues esa nunca debe ser la percepción que nuestros compañeros de trabajo tengan de nosotros, si somos discípulos de Jesucristo.

Se dijo de Daniel que sus colaboradores “no hallaron en él corrupción, porque era digno de confianza y no corrompido ni negligente” (Daniel 6:4b). Una marca distintiva de un cristiano en un lugar de trabajo secular debe ser que nunca emboscamos a otros y somos muy dignos de confianza.