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Siempre me divierte ver cómo la ciencia a menudo se pone al día con la Biblia. Recientemente leí un artículo titulado “La gratitud reconfigura tu cerebro”. Cuando vi el título, pensé: bueno, sí, esa ha sido una verdad bíblica durante mucho tiempo.

En 2014, un físico escribió: “Estamos entrando en la era dorada de la neurociencia. Hemos aprendido más sobre el cerebro pensante en los últimos diez o quince años que en toda la historia humana anterior”. Entonces, al estudiar el cerebro, estos científicos están descubriendo cómo Dios nos creó y cómo vivir en armonía con sus principios mejora todas las partes de nuestras vidas, incluido nuestro cerebro: ¡cómo pensamos!

Este artículo continúa diciendo que ser agradecido, es mucho más importante para nuestra salud mental y bienestar de lo que creemos. Los estudios han demostrado que realizar un simple acto de gratitud conduce a dormir mejor, mejorar las relaciones interpersonales, reducir el estrés e incluso reducir el dolor físico. El artículo concluye que “cuanta más práctica le das a tu cerebro para sentir y expresar gratitud, más se adapta a esta mentalidad… una especie de ‘músculo’ de  gratitud que puede ejercitarse y fortalecerse”.

Me encanta esta idea de crear un músculo de gratitud. A menudo he hablado de desarrollar tus músculos espirituales, y lo haces a través de la Palabra de Dios, la oración, el compañerismo con otros creyentes, etc. Por lo tanto, creo que sería muy útil para todos nosotros ser intencionales en crear un músculo de gratitud.

Si deseas volver a reconfigurar tu cerebro y crear un músculo de gratitud, hay algunas cosas específicas y fáciles que puedes hacer para que esto suceda. Comencemos con la Escritura que nos dice que desarrollemos este músculo de gratitud:

Colosenses 2:6-7: Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud.

¡Tu fe se fortalecerá a medida que desarrolles este músculo de la gratitud!