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La amargura es una mala hierba traicionera que se abre camino en el jardín de nuestros corazones antes de que nos demos cuenta.

En Hebreos 12:15 leemos: “Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos”.

Este versículo nos enseña varias cosas sobre la amargura: Primero, crece. Cuando permites que la amargura eche raíces en tu corazón, puedes apostar a que crecerá y crecerá rápidamente. Necesita muy poco estímulo para crecer; antes de que te des cuenta, esas raíces se han hundido en tu corazón y se han instalado profundamente en tu vida. Cuando no se controla, la amargura siempre crece.

En segundo lugar, causa problemas. Siempre que permitas que una pequeña amargura eche raíces en tu corazón, cuenta con que te causará muchos problemas, tan seguro como la noche sigue al día. ¿Que tipo de problema? Problemas físicos, por ejemplo. Provoca mucho estrés, eleva la presión arterial, acorta tu vida, daña tu salud, cambia tu apariencia. Puede que creas que nadie sabe acerca de esa raíz de amargura que crece en tu corazón, pero créeme, ellos lo saben. Se muestra en tu rostro y en tu lenguaje corporal, y puedes escucharlo en el tono de tu voz.

La amargura también causa problemas emocionales y mentales. Muchos de los colapsos emocionales y mentales que vemos hoy tienen sus inicios en una amargura que nunca se resolvió. Cuando la amargura sigue creciendo, comienza a apoderarse de nuestras mentes y pensamientos, y una persona puede obsesionarse fácilmente y perder el contacto con la realidad debido a la amargura.

En tercer lugar, contamina a muchos. Contaminar significa estropear, corromper, arruinar, dañar. Esas raíces amargas en tu corazón no solo te hacen un gran daño, sino que también causan un gran daño a muchas otras personas en tu vida. ¿Tienes algunos problemas de relación? Excava por debajo y puedes encontrar algo de amargura ahí, ya sea de tu parte o de la parte de la otra persona.

Lo curioso es que, cuando estamos amargados contra alguien, afecta a todas nuestras relaciones, no solo a aquella contra la que estamos amargados. Si tienes algunas raíces amargas en tu corazón en este momento, se están extendiendo a muchas de las personas que te rodean. Como padres, podemos transferir ese espíritu amargo a nuestros hijos; como gerentes y empleados podemos transferirlo a nuestros compañeros de trabajo. Es un veneno que afecta a todos los que toca.

Las raíces de amargura son cosas feas. Necesitamos deshacernos de ellas.