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Es la semana antes de Pascua cuando celebramos el evento más importante de toda la historia: la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Servimos a un Salvador resucitado. ¿Alguna vez has pensado en cómo celebramos la Pascua en comparación con la Navidad? Es como si la Pascua fuera una segunda fiesta lejana a Navidad. Nos preparamos con anticipación para las semanas navideñas, ¿no? ¿Pero cómo nos preparamos para la Pascua?

Piénsalo: si no fuera por la muerte voluntaria de Cristo, aún estaríamos muertos en nuestros pecados. Si no fuera por su resurrección, no tendríamos esperanza de vida eterna. De hecho, esto debería hacernos meditar profundamente al recordar lo que Jesús ha hecho por nosotros. Esta semana me voy a centrar en las cosas que podemos hacer para prepararnos para la Pascua.

Primero, lee la historia de los Evangelios todos los días de esta semana. Mateo 27 comienza con la burla de una prueba a la que Jesús fue sometido hasta la crucifixión y el capítulo 28 completa la historia de su resurrección. Lucas 22 al 24 da la historia completa, desde el complot para matar a Jesús hasta su resurrección. Los capítulos 18 al 20 de Juan cubren la historia desde la traición de Jesús hasta su resurrección.

La primera y mejor manera de prepararse para el Domingo de Resurrección es leer uno de estos pasajes de uno de los Evangelios todos los días de esta semana. Incluso podrías leer los tres cada día, de modo que tu corazón y tu mente estén saturados de todo lo que Jesús soportó por ti, al enfrentar la realidad de que él tomaría el pecado del mundo sobre él, se convertiría en pecado por ti, para que pudieras convertirte en la justicia de Dios.

Una vez más, para preparar tu corazón para la Pascua, lee Mateo 27 y 28, Lucas 22 al 24 y Juan del 18 al 20 esta semana. Ponte en la escena e imagina cómo sería caminar con Jesús a través de su traición, muerte y resurrección. Imagina ver a todos sus discípulos abandonarlo en el Jardín de Getsemaní. Imagínate escuchar a Pedro negarlo tres veces. Imagínate viendo como la multitud gritaba: “¡Crucifícalo!” Imagínate escucharlo decir: “Todo está consumado”. Camina con María Magdalena mientras descubre la tumba vacía. Camina por todo esto con Jesús. Preparará tu corazón para celebrar el evento más importante en toda la historia.