Play

¡Feliz año nuevo! Bienvenido al 2021. Al darle la vuelta a nuestros calendarios, esperamos que este año traiga algunos cambios necesarios y bienvenidos. Estamos orando por una vacuna que estará disponible para todos pronto, para que el miedo al COVID-19 pueda ser eliminado gradualmente de nuestra cultura.

El año pasado se nos hizo muy conscientes de nuestra necesidad de Dios. Nos sentíamos desesperados e impotentes contra un virus, y por eso reconocimos nuestra desesperada necesidad de Dios. Oramos más, pasamos más tiempo leyendo nuestras Biblias; nadie tenía que convencernos de que necesitábamos la ayuda de Dios.

Pero necesitamos su ayuda tanto, tal vez más, en los buenos tiempos. Entonces, si Dios es misericordioso con nosotros y pronto las cosas mejoran y la vida se está asentando de la manera que queremos, nunca debemos perder lo que hemos aprendido en el 2020: que necesitamos a Dios.

Quiero comenzar este nuevo año con esta oración de David del Salmo 86:

Atiéndeme, Señor; respóndeme, pues pobre soy y estoy necesitado. Presérvame la vida, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, y en ti confío; ¡salva a tu siervo! Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día.  Reconforta el espíritu de tu siervo, porque a ti, Señor, elevo mi alma. Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan.  Presta oído, Señor, a mi oración; atiende a la voz de mi clamor. En el día de mi angustia te invoco, porque tú me respondes. No hay, Señor, entre los dioses otro como tú, ni hay obras semejantes a las tuyas. Todas las naciones que has creado vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios! Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón     para temer tu nombre. Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre glorificaré tu nombre.  Porque grande es tu amor por mí: me has librado de caer en el sepulcro.  Gente altanera me ataca, oh Dios; una banda de asesinos procura matarme. ¡Son gente que no te toma en cuenta! Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad. Vuélvete hacia mí, y tenme compasión; concédele tu fuerza a este siervo tuyo.

¡Salva a tu hijo fiel! Dame una muestra de tu amor, para que mis enemigos la vean y se avergüencen, porque tú, Señor, me has brindado ayuda y consuelo.

Ten un Año Nuevo bendito confiando plenamente en la bondad y gracia de Dios.