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¡Has oído decir que, si la vida te da limones, deberías hacer limonada! Y ese es un buen consejo. Pero la mayoría de nosotros tenemos expectativas poco realistas de lo que la vida nos debe brindar, y por eso, a menudo nos sentimos decepcionados y deprimidos por la vida.

La felicidad no está garantizada por nuestra Constitución. No es nuestro derecho de nacimiento ser felices. La Constitución dice que tenemos derecho a buscar la felicidad, pero ese también es un problema. Parece que cuanto más la persigues, más difícil es encontrarla.

¿Es la felicidad lo que esperas de la vida? Te aconsejaría que ajustes tus expectativas. No quiero decir que nunca puedas ser feliz, pero sí quiero decir que la vida está llena de muchas cosas infelices y ninguno de nosotros puede esperar felicidad continua. No es posible porque este mundo está lleno de pecado y los efectos del pecado, que traen mucha infelicidad a muchas personas.

Muchas personas están continuamente descontentas con sus trabajos porque esperan tener un trabajo que siempre es desafiante y emocionante. Como alguien que ha pasado muchos años en el mundo laboral, déjame decirte que tendrás momentos en los que el trabajo es emocionante y satisfactorio, pero son solo eso: momentos. Atrápalos y disfrútalos, pero no esperes que tu trabajo te haga feliz.

Quiero alentarte a que dejes de esperar que la vida te brinde felicidad. La felicidad es un subproducto que proviene de olvidarse de sí mismo y enfocarse en los demás. También te animo a que disfrutes de las pequeñas cosas felices que se te presentan. Muchas veces estamos buscando grandes dosis de felicidad y perdemos todas las otras cosas pequeñas que podemos disfrutar.

Huele esas flores en el camino. Disfruta el hermoso clima que se te presenta, lo lindo que acaba de hacer tu hijo, el éxito que ha tenido tu amigo, la belleza de un paisaje. Disfruta las cosas pequeñas. Descubrirás que la vida no es tan decepcionante cuando esperas menos de ella y disfruta de lo que ofrece.