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¿Qué puedes hacer cuando estás en espera, cuando Dios te tiene en una sala de espera y te sientes atrapado, impotente o enojado, o todo lo anterior?

El segundo paso es confiar en el tiempo de Dios. Escucha estos versículos del Salmo 37: 5-7:

Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados

El tiempo de Dios a menudo nos parece muy inapropiado. Qué bien puede resultar de esperar más – así es como lo vemos. Puedo mirar hacia atrás en mi vida y ver cómo los períodos de espera de mi vida tuvieron un propósito, un propósito que no vi o que no me gustaba en ese momento. Pero en retrospectiva, ahora puedo entender que Dios tenía un propósito para las demoras que me parecían tan innecesarias.

Durante unos cuatro años, mi iglesia estuvo en proceso de abrir un hogar residencial para mujeres que habían sido víctimas de trata o explotación sexual. Fue un gran viaje y ahora tenemos una hermosa casa en el lugar correcto, haciendo lo que Dios nos ha llamado a hacer. Pero en el camino había otras dos casas que pensé que Dios quería que tuviéramos, e intenté todo lo posible para que sucediera. Pero las puertas se cerraron y recuerdo haberme preguntado si alguna vez encontraríamos la casa adecuada en el lugar adecuado. Créeme, te encuentras con todo tipo de obstáculos cuando quieres abrir una casa como esta. Parecía una misión imposible. Y luego, a través de una referencia rápida de una persona, encontré una casa que parecía correcta, y con una velocidad increíble, fuimos dueños de esa casa en una semana. Cuando llegó el momento de Dios, las cosas se movieron muy rápido, pero no pude ver eso cuando estábamos en espera.

Quizás ahí es donde estás hoy. Estás esperando que Dios se mueva y parece que llega bastante tarde. Proverbios 19: 2 nos recuerda que “El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre.” En otras palabras, la impaciencia te conseguirá problemas. Correr delante de Dios no es el camino a seguir. Entonces, ¿puedes confiar en el tiempo de Dios, quitar las manos y esperar pacientemente en él? Es una de las lecciones más importantes que debes aprender si estás aguantando cuando estás en espera.